sábado, 23 de agosto de 2014

Como entierran a sus muertos en Nueva Molena, Chubé, Guasimo.(BesiKó_Comarca Ngöbe Buglé)

La  cultura Ngäbe Buglé tiene muchas creencias a la hora de darle sepultura a sus seres queridos en el Distrito de Besikó, corregimiento de Niba, en las comunidades de Nueva Molena, Chubé, Guásimo, Cerro Balsa, Mariposa, Visita Flor, Salao.

 

Era muy difícil para el 2014, llevar un féretro cuando el difunto(a) muere en el Hospital Rafael Hernández de la ciudad de  David-Chiriquí o cualquier centro de salud, ya que se tiene que cargar la caja del muerto; esto no es fácil porque el camino es subiendo por la Cordillera  Central para llegar a Nueva Molena y las demás comunidades de este corregimiento. Descendían  hasta la comunidad de Cerro Banco, como 26 hombres no familiares del difunto(a) para cargar el féretro. Para esa actividad los familiares compran licor o la bebida fermentada de maíz que preparan  para que estos hombres vayan bebiendo y puedan, según ellos, tener fuerzas para cargar el féretro sin problema y llegar a esos territorios muy quebradizos a una altitud de 1260 msnm. Para cargar el féretro toman un pedazo de cañaza y amarran fuerte el ataúd a ella, y van cargando de dos en dos el féretro hasta llegar a la casa donde van a velar al fallecido(a). 

Entre las creencias que tienen los Ngäbe Buglé sobre este tema es que una vez que la persona muere los familiares no pueden tocar el cadáver. A la hora de preparar el cuerpo, si es un joven;  un(a) joven de la comunidad no puede tocarlo, se busca a los ancianos no familiares para que preparen el cuerpo, lo limpien, vistan etc. Ellos piensan que si un(a) joven realiza el trabajo de preparación del occiso,  puede morir joven igual que el difunto(a). Cuando el difunto(a) es anciano(a), entonces se busca a un(a) joven  que prepare el cuerpo para que éste pueda morir anciano como el difunto. 

Los familiares no pueden tocar a el muerto ni el ataúd. Si un familiar llega a tocar el cuerpo sin vida de su familiar, éste no podrá tocar a ningún niño después de cuatro días de haber enterrado al familiar,  ni tocar los utensilios de cocina, esto último si lo pueden agarrar pero con hojas de la planta del plátano o de la planta de otoe. Antes de tocar a los niños se realiza una ceremonia donde la que tocó el cuerpo se sienta en medio de la familia y unas de las personas que participaron en la actividad de enterrar  al fallecido que también, debe ser como el que prepara el cuerpo si es joven o anciano;  éste hombre viene y coloca una piedra mediana, como del tamaño de una pelota de voleibol, sobre los brazos del familiar que tocó el cuerpo, se la coloca como un bebé sobre una hoja parecida a la hoja de la planta del otoe.  Una vez colocada esa piedra sobre los brazos de el(ella)  se buscan cuatro primogénitos infantes que deben ser dos niños y dos niñas, luego levantan a los infantes uno por uno y se lo pasan sobre la piedra que tiene en los brazos, cuatro veces cada uno, esta misma ceremonia lo realizan con la madre del difunto(a) aunque ésta no haya tocado el cuerpo; una vez terminada esta ceremonia enseguida deben tocar a los infantes de la familia.

A la hora de tener el féretro en la casa donde lo van a velar, colocan debajo del ataúd hierbas y diferentes ramas pequeñas de árboles con hojas verdes. Todos los ancianos que van llegando a acompañar a los familiares en su dolor, en vez de traer ramos de flores o coronas de flores como acostumbran las demás culturas en Panamá,  traen ramas de árboles pequeñas,  ellos creen que como los familiares están en su dolor y llorando sus cuerpos se encuentran calientes y al traer esto de las plantas es una forma de proteger los siembro  y cosechas a la hora de que  los familiares tenga que realizar estas actividades agrícola.

También colocan pailas(Vasija grande de metal, redonda y poco profunda.) con agua y hojas de plantas verdes, escogen a una persona y esporádicamente durante el velatorio está persona agarra estas hojas empapadas en agua y las sacude por todos lados, aún sobre las personas que están allí, esto lo hacen para expulsar los demonios que quieran venir a molestar el cuerpo y a los presentes y con este mismo fin colocan en la madera del ataúd  una esencia en pasta llamada caraña hedionda.

Toman una bebida caliente de cacao sin azúcar durante todas las noches por más de ocho día desde que muere la persona, con la creencia de que con esta bebida ahuyentarán a los demonios y  para mantenerse despierto.

Unas horas antes de enterrar el cuerpo, si es joven, la abuela o el familiar más anciano que tenga, toma las pertenencias del difunto(a) en una chácara(bolsa tradicional de la etnia Ngäbe, un grupo indígena de Panamá)  y sale desde la casa caminado hasta el cementerio cargando estas pertenencia, cuatro veces hace esto, recordando las salidas del difunto(a) vivo y diciéndole al alma donde va a ir. Una vez que termine su cuarta vuelta; salen con el cuerpo cargándolo entre dos vecinos. Ese ataúd lo amarran en un pedazo de cañaza , y salen caminando muy rápido, tanto los que llevan el cadáver como los acompañantes, muy rápido para lo que se  acostumbrada en estos casos en las otras culturas en Panamá.

La fosa donde entierran al difunto(a) es bien angosto y en forma de una letra L, cuando meten el ataúd lo meten en la parte de abajo de la ele(L), o sea,  que el ataúd queda en la parte horizontal de la forma de la L y  luego con muchas ramitas de arbustos van tapando la parte donde converge la parte horizontal y la parte vertical de la ele en el hueco como en forma de puerta para que al rellenar con tierra la parte vertical del hueco, no le caiga encima al ataúd.

Luego siguen los familiares y vecinos reuniéndose todas las noches por ocho días más tomando bebida caliente de cacao para fortalecerse y para ahuyentar a los malos espíritu.